martes, 13 de mayo de 2008

Fútbol

Para mí, la vida es como un partido de fútbol.

Están los que juegan y los que se quedan en el banquillo.
Y por lo general, la gente se siente más afortunada si desde el primer partido comienza jugando, pero cuando una lleva toda la vida en el banquillo se da cuenta de que no es así.

El primer día, alguien decide que tú te vas a sentar ahí y vas a dedicarte a mirar. No creen que sirvas para jugar. Y tú te resignas y miras. Observas. A los jugadores, al público, al entrenador, al balón, al campo. Y te vas dando cuenta de sus puntos débiles. Ves de qué pie flaquea cada futbolista, cómo funciona el balón, cómo reacciona el público, dónde está el mejor césped del campo.
Y pasan los partidos, y tú sigues observando. Los demás no lo saben, pero estás aprendiendo de todos ellos. Al fin y al cabo, el resto de equipos van a seguir las mismas estrategias, la gente no es tan diferente. De vez en cuando, alguien te sorprende, pero no es lo común.
Y un día, deciden que ya vale, y te sacan a jugar. Y entonces tú juegas con ventaja. Llevas partidos y partidos mirando todo, mientras ellos sólo han visto el balón.


Y ganas, por supuesto que ganas.