martes, 10 de febrero de 2009

Aquellos años locos



Hola, me llamo Clara.

Tengo 7 años y soy feliz. Estoy en Vigo, en un barco antiguo precioso. No sé qué son las drogas, ni lo que significa de verdad estar borracho. Para mí, el sexo no es algo tangible, es una idea, de no se qué, creo que lo oí en la tele. Los niños no sé exactamente de dónde vienen, pero qué más da. Están ahí, y se puede jugar con ellos.

La muerte es lo que ocurre cuando el Correcaminos le tira un yunque al Coyote en la cabeza. Da igual, en el siguiente capítulo vuelve a salir, vivito y coleando. También es lo que le ocurre a la gente viejecita, pero es distinto, ellos se van al cielo y no vuelven. Pero están bien, con el niño Jesús, que es como el primito recién nacido de todos los niños, al que hay que querer porque sí.

Mi mamá es guapísima, como toda la gente que conozco. No sé lo que es un canon de belleza, además, ¿para qué lo necesito? Un día vendrá un chico que será mi novio, y obviamente yo le pareceré guapísima, (no estoy muy segura de cómo sabré que es mi novio, pero lo sabré), y nos casaremos y tendremos bebés, y perros, y caballos.

La vida es maravillosa, ¿no?

4 comentarios:

lola dijo...

la vida sigue siendo maravillosa, y tu sigues siendo preciosa (o lo siguiente...)

Malone dijo...

en la ingenuidad está la verdad,lo demás lo inventamos para tener excusas
un beso

Isabel Huete dijo...

La infancia es divertida porque apenas sabes otra cosa que jugar con la fantasía; la verdadera belleza la alcanzas con el conocimiento y la experiencia más unas pinceladas de amor.
Besitos, cielo.

Anónimo dijo...

A veces ni las pequeños momentos alegran.